lunes, 18 de octubre de 2021

La vida de Don Facundo.

 Una tarde despues de visitar a una persona en El Albergue Canevaro en el Rimac, di un paseo por la Alameda de Los Descalzos lugar emblematico de ese distrito el cual se encuentra en buen estado de conservacion.

Al entrar lo primero que vi fue sentado en una banca a un señor anciano perfectamente vestido dentro de su sencillez y elegancia, saco azul, pantalon marron,camisa blanca de talla un poco grande para su delgado cuerpo y corbata azul oscuro.

Tenia en sus manos un libro de portada y paginas bastante trajinadas ,de reojo lei el titulo ¨ La Edad de Oro de Jose Marti; al terminar el paseo regrese por el mismo camino y el señor estaba con la mirada perdida en la nada pero al pasar junto a el me saludo muy amablemente y pregunto, es Ud turista ? le conteste que solo estaba de paso despues de la visita al albergue de ancianos muchos de ellos abandonados, me llamo Facundo comento.

Me invito a sentarme diciendome ,puedo contarle muchas historias sobre ese albergue ya que muchos amigos de su infancia estan o estuvieron alli pero el se resistia hacerle caso a sus hijos que casi nunca lo visitaban y solo le decian papa ahi estaras muy bien ,te cuidaran y podras tener amigos con quien conversar, esas palabras lo causaron aun mas tristeza que la ausencia de sus hijos y nietos.

Me conto que vivia solo muy cerca de alli ,barrio donde habia nacido y del que  nunca quisiera irse salvo que la vida se le vaya ; tenia 1 hija,2 hijos y siete nietos que vivian en Estados Unidos y que gracias a Dios estaban muy bien en sus trabajos pero que la comunicacion era tan escasa que muchas veces olvidaba los nombres de los nietos.

Su vida cotidiana era muy sencilla, el mismo se cocinaba,lavaba su ropa para estar siempre presentable como le gustaba, y en las tardes se sentaba en la misma banca leyendo libros que le llenaban el espiritu de paz,tranquilidad y compañia ,y el llamaba mis amigos los libros, conversar con los turistas de diferentes paises  llenarse de conocimientos y  su tiempo que era mucho.

Me dijo , amigo en medio de todas mis carencias especialmente de cariño familiar soy feliz, no puedo darme el lujo de deprimirme y acabar como mis amigos que murieron de soledad e incompresion,y asi paso mis dias esperando una subita muerte ya que no estaba hecho para una enfermedad larga y dolorosa, total a sus 85 años,era lo que mas deseaba.

Le prometi regresar las veces que pudiese para seguir escuchando sus interesantes historias propias y ajenas,me despedi con un apreton de manos y me dice, puedo darle un abrazo? ; creo que es el abrazo mas calido y sincero que he recibido en mucho tiempo.